Maternidad

Maternidad

La maternidad es un recorrido lleno de colores y matices, con altibajos, acompañado de un sinfín de emociones, complejo pero sin duda, una experiencia única y con un significado particular para cada mujer. Se encuentra en permanente evolución (Molina,2006) en la cual se presentan diversos cambios que pueden resultar desafiantes, mismos que se manifiestan en aspectos fisiológicos, emocionales, familiares, económicos, laborales, culturales y sociales; por lo cual se vive de manera propia.

Por muchos años, se ha vinculado a la mujer con la labor referente a la maternidad, lo que conlleva a identificar características representativas del rol que asumen como cuidadoras. Walkowitz (1995) señala que dicha labor asignada a las mujeres sería la que definió las diferencias entre sexos y las actividades que desempeña cada uno en relación al tema.

Frecuentemente, se encuentran rodeadas de comentarios o prejuicios en torno al desempeño de una mujer en función a la maternidad. No obstante, se desconoce la historia y el contexto completo de la situación por la que atraviesa la otra persona y cómo está viviendo su transición hacia la maternidad. Se requiere de comprensión y empatía para poder compartir sus propias experiencias sin subestimar ni criticar el trabajo de otras mujeres, aportando de manera positiva y significativa a través del aprendizaje obtenido a lo largo de este recorrido. Cada quien tiene sus propios métodos y tiempos, por lo que será una aventura única e irrepetible.

La forma en cómo se desarrolle la maternidad dependerá de diversos factores y condiciones determinantes en los cuales se lleve a cabo dicho proceso. A continuación, se mencionan algunos de éstos aspectos importantes a tomar en cuenta:

• La expectativa que depositamos sobre la idea de tener un hijo o formar una familia.
• El momento actual por el cual se atraviesa al momento del embarazo.
• Presencia o ausencia de una pareja.
• Actitud de la pareja ante la noticia de la espera de un bebé.
• La red de apoyo que se haya establecido, entre otras.

Sin embargo, la maternidad se va construyendo día a día de la mano de los hijos. Así como ellos van creciendo y aprenden a decir sus primeras palabras, a gatear, caminar; las mujeres aprenden a ser madres, a buscar la forma de guiarlos de la mejor manera posible de acuerdo a los recursos y herramientas con las que se cuentan, derivadas de las propias experiencias de vida, adquiridas de su sistema familiar. Fonagy et al. (1995) señalan que a partir de experiencias repetidas con sus figuras de apego, los niños desarrollan expectativas en cuanto a la naturaleza de las interacciones. Se actúa a través de patrones de conducta inconscientes que se van formando de manera repetitiva a través de generaciones familiares y otras conductas que cada quien puede ir modificando en el transcurso de sus vidas al no ser funcionales. Por ello, es importante identificar todas aquellas creencias adquiridas en la infancia para poder decidir conscientemente, cuáles serán aplicadas en la educación de los hijos, puesto que han sido útiles y con cuáles se decide romper debido a que no van acorde a lo que se desea para los hijos, y que las heridas y frustraciones que han surgido a través de hechos ocurridos en el pasado, no se vean reflejadas en ellos.

No hay forma de llevar a cabo una maternidad perfecta, pero si de ejercer una maternidad más consciente basada en una comunicación asertiva, decisiones claras y un vínculo afectivo que favorezca el desarrollo de los hijos, en dónde se puedan tener las herramientas para guiarlos y acompañarlos en su proceso, aprendiendo en conjunto. Un vínculo confiable y seguro establecido en la infancia y adolescencia, permitirá que se desarrollen relaciones más estables a lo largo de la vida (Bowlby, 1973).

Cada etapa de la maternidad viene acompañada de nuevos retos a los cuales hay que enfrentarse y adaptarse, así como de recompensas llenas de nuevas experiencias y emociones.

Ejercer una maternidad efectiva conlleva compromiso, dedicación y un trabajo constante de resolución lo que puede llevar al agotamiento y estrés que deriva en un burnout parental (Mikolajczak et al., 2019; Roskam et al., 2017).

Si sientes que te encuentras en un punto de quiebre, tienes dudas, tus emociones te juegan en contra, tus pensamientos son confusos, no encuentras respuestas, el agotamiento y el estrés te están llevando al límite y la relación con tus hijos e incluso, otras personas se está viendo afectada, es un buen momento para acercarte a pedir ayuda profesional.

En CREC contamos con profesionistas especializadas que podrán orientarte y acompañarte en tu proceso.

Escrito por: Mtra Nurit Rello. Especialista en Crec.

Fuentes de consulta:
● Barrantes Valverde, Karla; Cubero Cubero, María Fernanda (2014). La maternidad como un constructo social determinante en el rol de la feminidad. Costa Rica: Revista Wimblu.
● Vizoso Gómez, Carmen; Revisión Sistemática (2024). Maltrato infantil y burnout parental. Pedagogía Social Revista Interuniversitaria.
● Garrido Rojas, Luismenia (2006). Apego, Emoción y Regulación Emocional; Implicaciones para la salud. Chile: Universidad Autónoma de Maule.