DUELO EN LA INFANCIA
Las primeras experiencias de los niños con las pérdidas suelen presentarse ante la muerte de sus mascotas o al extraviar objetos valiosos para ellos como sus juguetes y el proceso de asimilación del concepto de muerte dependerá del nivel en su desarrollo cognitivo esperado a su edad.
En la etapa de la lactancia y hasta los 3 años no alcanzan a comprender el significado de la muerte,
pero si entienden la separación o ausencia de sus padres o cuidadores primarios como los abuelos o
tíos.
Los niños entre los 4 y 6 años conciben la muerte como un evento reversible, porque aún lo logran
diferenciar lo real de lo imaginario y comúnmente suelen pensar que quien falleció puede regresar.
Entre los 7 y 12 años consiguen entender la diferencia entre fantasía y la realidad porque
desarrollan un pensamiento concreto que les facilita asimilar que ante la muerte no hay retorno.
Es importante considerar que todos los niños experimentan la pérdida de forma única, ya que tienen
sus propias maneras de expresar y manejar sus sentimientos; por ello algunos reaccionan de forma más
intensa ante la muerte de una mascota y otros no hacen referencia al tema, pero lo externan mediante
el juego.
¿Cómo hablar de la muerte a los niños?
Al momento de abordarlos es recomendable mencionarles con un lenguaje sencillo y acorde a su edad que la muerte forma parte de la vida, que es necesario hablar sobre ella y de los sentimientos que la acompañan para ayudarles a comprender que sentir tristeza o dolor es inherente a una pérdida; ya que los niños al igual que los adultos pasarán por un proceso de duelo.
Además, los adultos cercanos deben estar atentos a la manera en que los niños responden o expresan sus sentimientos relacionados a la pérdida para poder darles respuestas comprensivas y sin criticar o minimizar sus inquietudes.
Igual es relevante aclararles conceptos como la irreversibilidad: no se puede hacer nada para que vuelva y la universalidad: a todos nos pasa.
¿Cuáles son algunas manifestaciones del duelo en la infancia?
Hay que reconocer que los niños y adolescentes pueden expresar las emociones ante una pérdida de formas variadas, indirectas o combinadas con periodos de aparente normalidad, por lo que se requiere estar atentos a las siguientes manifestaciones:
Culpa:
Puede manifestarse mediante la mención de comentarios relacionados con una posible responsabilidad como causa de la muerte, ejemplo: “no me porté bien o no fui un buen niño, por eso se murió”.
Enojo:
Son propensos a expresar su ira abiertamente y pueden sentir enojo con los médicos, enfermeras, hacia un familiar o hacia si mismo; también pueden manifestar su enojo en juegos violentos, pesadillas o por un estado de irritabilidad.
Regresión:
Los niños más pequeños por lo regular de menos de 5 años vuelven a presentar conductas que ya habían superado como chuparse el dedo, piden de nuevo el biberón, dejan de controlar sus esfínteres o vuelven a gatear cuando ya caminaban.
Ansiedad:
Muestran su angustia con preguntas relacionadas con el miedo otra pérdida “¿Tú también te vas a morir?” o pueden mostrar apego excesivo hacia alguna figura importante en su vida y no se le quiere despegar.
Tristeza:
Pueden estar más sensibles de lo habitual, incrementar sus periodos de llanto, tener menos apetito o dormir más.
Sugerencias para ayudar a los niños en su proceso de duelo.
- Ayudar a los niños a sobreponerse a sus sentimientos de culpabilidad diciéndoles que se les quiere y que no es responsable de la pérdida.
- Animarle a que exprese sus sentimientos.
- Preguntarles si les gustaría participar en los rituales de despedida
- Tranquilizarlos y asegurarles que alguien cuidará de ellos en caso de que hayan perdido a su mamá, papá o cuidador primario.
- Ser pacientes y brindar apoyo ante las conductas regresivas como volver o empezar a chuparse el dedo.
- Escucharlos con atención y respeto cuando quieran hablar sobre la pérdida o sus temores.
- Visitar el cementerio si así lo desea.
- Hacer juntos un álbum de recuerdos.
- Escribir una carta de despedida.
Es recomendable acudir con un psicólogo infantil si las manifestaciones de los niños perduran o incrementan más allá de los 6 meses tiempo en el que se espera se reanude la vida cotidiana y siempre tener empatía con los menores, pues ellos estarán procesando su perdida rodeados de adultos que también se encuentran afectados, lo que podría ocasionar una experiencia más traumática porque la forma en que le hablemos y lo que observe puede ser lo que más recuerde.
Referencias:
• Centro Clínico de los Institutos Nacionales de la Salud (2007). “¿Cómo hablar con los niños acerca de la muerte?”.
• García, C. (2002). “El duelo en la infancia”, Edukame.com
• Hoyos, L. (2015). “Entendemos los adultos el duelo?”. Acta pediátrica española. Ed. Mayo Vol. 73, No. 2. Pág. 27-32
• Esquerda, A. M y Gilart B. C. (2015). “El duelo en los niños”. Bioética y debate. Vol. 21, No. 76. Pág. 17-21